Emiliano Zapata, Hidalgo.
Se encuentra ubicado en la región de la altiplanicie pulquera colindando al norte con el municipio de Tepeapulco Hidalgo, al sur con el municipio de Calpulalpan Tlaxcala, al este con el municipio Apan y al oeste con el estado de México.
La literatura mexicana destaca los estudios sobre el acontecer local, es decir, sobre la vida cotidiana de los estados, las regiones y los municipios, ya que ha cobrado importancia en los últimos años y es necesario acrecentarla día a día, a través de la recopilación de la tradición oral; en este caso, de los habitantes de Emiliano Zapata Hidalgo, para conocer más a fondo sus costumbres y tradiciones.
Por lo que las culturas orales o las comunidades indígenas, otorgan un valor fundamental en la memoria verbal. Por ello, estas sociedades son conservadoras y respetuosas de quienes acumulan los saberes ancestrales, por lo general, los ancianos. En esta categoría están inscritas las múltiples etnias indígenas que viven en nuestro territorio, antes de la llegada de los españoles a estas tierras.
LA VIDA DE NALO
Mi bisabuela LEONARDA PËREZ LOPEZ nació el 5 de abril de 1910, es originaría de Juárez Hidalgo, cuenta que cuando ella nació empezó la Revolución Mexicana, dice que aunque estaba pequeña recuerda como sus papas la llevaban al monte a esconderse por que la gente asustada empezaba a gritar que venían los Carrancistas y Villistas. No recuerda muy bien, pero cuando veían esa gente mala, todas las mujeres y los niños empezaban a correr en las noches y a ella le daba miedo.
Recuerda como su papá le prestaba una pistola a su mamà cuando ella se iba para el monte con sus hermanos, pues rondaba mucha gente mala por ahí.
Cuando ellos llegaban a su jacal había hombres y mujeres muertos en los callejones.
Son muy pocos recuerdos que tiene de la revolución, dice que hubo una epidemia en 1918, la gente se enfermaba de temperaturas altas y se moría muy rápido, los carpinteros ni tiempo les daba de hacer las cajas por lo que a los muertos los enterraban en hoyos enredados en petates.
Mi bisabuela se caso a los 15 años, su esposo tenía 25 ellos sufrieron mucho, porque eran muy pobres vivían del campo sembrado frijol y maíz. Para ir a su potrero, tenían que caminar como 3 Km. Cansados de vivir en la pobreza después de un tiempo decidieron poner un alambique (fábrica donde se destilaba el aguardiente), ya que es una bebida que se acostumbra a tomar en esa región. Gracias a Dios funcionó su negocio y así fue como se convirtieron en una Familia de buena posición.
Ella a veces se quedaba a cargo del alambique, porque su esposo salía a vender el aguardiente a diferentes rancherías; lo transportaba en mulas y caminaban muchos días hasta llegar a Pachuca, se hacían hasta 3 días caminando por veredas porque no existían carreteras.
Algunas veces cuando se quedaba en el alambique llegaban inspectores y como ellos no tenían permiso para vender el aguardiente mandaba a sus hijos a esconder el material que utilizaban. Pero una vez sï los encontraron, no se dieron por vencidos, viajaban hasta Tlahuelonpan a caballo a comprar otra vez todo el material para volver a hacer el aguardiente.
Antes no habían doctores cuando la gente se enfermaba se iban a curar con un curandero que les hacían limpias con hierbas, cuando ella tuvo a mis tíos la asistió únicamente una partera, por lo que así procreó a 16 hijos y solo le sobrevivieron 12 los otros murieron por falta de atención médica.
Dice que antes las fiestas del pueblo eran muy bonitas ya que duraban hasta 8 días, todo el día había música de huapangueros, colocaban puestos donde la gente jugaba lotería, en los carnavales se disfrazaban y recorrían casa por casa bailando música de viento, se acostumbraba que el día que terminaba el carnaval se levantaban una bandera adornada con servilletas bordadas de flores en esos tiempos.
En ocasiones su esposo le mandaba serenata con música de banda de viento. Cuando se llegaba el mes de mayo mandaba a sus hijas a la iglesia a ofrecer flores vestidas de blanco en honor a la virgen de Guadalupe, en Junio asistían los hombres.
En su casa no tenían agua iban hasta una pila donde bajaba agua de manantial lavaban su ropa ahí mismo, reuniéndose varias mujeres. Para la comida se juntaba leña, se prendía lumbre, se hacían tortillas a mano, tenían un molino para moler el maíz, todo era diferente a como es hoy.
Con esto término de narrar la gran historia de Nalo a quien admiro y respeto por compartirme sus recuerdos, tradiciones y costumbres quedando impresas en mi corazón.
Narrador: MARIA DEL CARMEN PEREZ LOPEZ
DOMICILIO: ZARAGOZA # 13 Emiliano Zapata Hidalgo.
Se encuentra ubicado en la región de la altiplanicie pulquera colindando al norte con el municipio de Tepeapulco Hidalgo, al sur con el municipio de Calpulalpan Tlaxcala, al este con el municipio Apan y al oeste con el estado de México.
La literatura mexicana destaca los estudios sobre el acontecer local, es decir, sobre la vida cotidiana de los estados, las regiones y los municipios, ya que ha cobrado importancia en los últimos años y es necesario acrecentarla día a día, a través de la recopilación de la tradición oral; en este caso, de los habitantes de Emiliano Zapata Hidalgo, para conocer más a fondo sus costumbres y tradiciones.
Por lo que las culturas orales o las comunidades indígenas, otorgan un valor fundamental en la memoria verbal. Por ello, estas sociedades son conservadoras y respetuosas de quienes acumulan los saberes ancestrales, por lo general, los ancianos. En esta categoría están inscritas las múltiples etnias indígenas que viven en nuestro territorio, antes de la llegada de los españoles a estas tierras.
LA VIDA DE NALO
Mi bisabuela LEONARDA PËREZ LOPEZ nació el 5 de abril de 1910, es originaría de Juárez Hidalgo, cuenta que cuando ella nació empezó la Revolución Mexicana, dice que aunque estaba pequeña recuerda como sus papas la llevaban al monte a esconderse por que la gente asustada empezaba a gritar que venían los Carrancistas y Villistas. No recuerda muy bien, pero cuando veían esa gente mala, todas las mujeres y los niños empezaban a correr en las noches y a ella le daba miedo.
Recuerda como su papá le prestaba una pistola a su mamà cuando ella se iba para el monte con sus hermanos, pues rondaba mucha gente mala por ahí.
Cuando ellos llegaban a su jacal había hombres y mujeres muertos en los callejones.
Son muy pocos recuerdos que tiene de la revolución, dice que hubo una epidemia en 1918, la gente se enfermaba de temperaturas altas y se moría muy rápido, los carpinteros ni tiempo les daba de hacer las cajas por lo que a los muertos los enterraban en hoyos enredados en petates.
Mi bisabuela se caso a los 15 años, su esposo tenía 25 ellos sufrieron mucho, porque eran muy pobres vivían del campo sembrado frijol y maíz. Para ir a su potrero, tenían que caminar como 3 Km. Cansados de vivir en la pobreza después de un tiempo decidieron poner un alambique (fábrica donde se destilaba el aguardiente), ya que es una bebida que se acostumbra a tomar en esa región. Gracias a Dios funcionó su negocio y así fue como se convirtieron en una Familia de buena posición.
Ella a veces se quedaba a cargo del alambique, porque su esposo salía a vender el aguardiente a diferentes rancherías; lo transportaba en mulas y caminaban muchos días hasta llegar a Pachuca, se hacían hasta 3 días caminando por veredas porque no existían carreteras.
Algunas veces cuando se quedaba en el alambique llegaban inspectores y como ellos no tenían permiso para vender el aguardiente mandaba a sus hijos a esconder el material que utilizaban. Pero una vez sï los encontraron, no se dieron por vencidos, viajaban hasta Tlahuelonpan a caballo a comprar otra vez todo el material para volver a hacer el aguardiente.
Antes no habían doctores cuando la gente se enfermaba se iban a curar con un curandero que les hacían limpias con hierbas, cuando ella tuvo a mis tíos la asistió únicamente una partera, por lo que así procreó a 16 hijos y solo le sobrevivieron 12 los otros murieron por falta de atención médica.
Dice que antes las fiestas del pueblo eran muy bonitas ya que duraban hasta 8 días, todo el día había música de huapangueros, colocaban puestos donde la gente jugaba lotería, en los carnavales se disfrazaban y recorrían casa por casa bailando música de viento, se acostumbraba que el día que terminaba el carnaval se levantaban una bandera adornada con servilletas bordadas de flores en esos tiempos.
En ocasiones su esposo le mandaba serenata con música de banda de viento. Cuando se llegaba el mes de mayo mandaba a sus hijas a la iglesia a ofrecer flores vestidas de blanco en honor a la virgen de Guadalupe, en Junio asistían los hombres.
En su casa no tenían agua iban hasta una pila donde bajaba agua de manantial lavaban su ropa ahí mismo, reuniéndose varias mujeres. Para la comida se juntaba leña, se prendía lumbre, se hacían tortillas a mano, tenían un molino para moler el maíz, todo era diferente a como es hoy.
Con esto término de narrar la gran historia de Nalo a quien admiro y respeto por compartirme sus recuerdos, tradiciones y costumbres quedando impresas en mi corazón.
Narrador: MARIA DEL CARMEN PEREZ LOPEZ
DOMICILIO: ZARAGOZA # 13 Emiliano Zapata Hidalgo.
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