LA HISTORIA DE UNA VIDA.
Sentado sobre una silla vieja, descansando por tanto andar en la vida postrado, casi inmóvil se encuentra él, su nombre es SOLEDAD CORRALES, en su rostro están reflejadas las marcas de los años, pero su espíritu aún es muy joven.
Mirando por la ventana comienza a recordar aquellos momentos en los que comenzaba a vivir, suspirando y sonriendo por alguna ninguna razón, me mira y los ojos se le iluminan.
Y aunque sus recuerdos son muy limitados comienzo a escuchar su historia. Inicia describiendo los duros momentos de su infancia cuando nació, en Abasolo Estado de Guanajuato en el año de 1916, cuando la pobreza era realmente extrema y apenas les alcanzaba para comer.
Su padre fue uno de los muchos revolucionarios que luchaban para exigir sus derechos sobre sus tierras al lado del revolucionario Emiliano Zapata.
Al terminar la revolución, la situación económica era devastadora, por lo que sus padres tuvieron que emigrar a los Estados Unidos en busca de empleo, fue ahí donde paso la mayor parte de su juventud.
Con mucha tristeza recuerda que su padre desde pequeño trabajó para sacar a delante a su familia y ayudar a sus padres, menciona las duras jornadas de trabajo que debía de soportar en el campo de recolector para ganar un poco de dinero y poder cubrir los gastos de su familia.
Ellos viajaban de Estados Unidos a México en caravanas que duraban largos días, iban en busca de trabajo. Cuando llegaba el invierno tenían que acampar, ya que no podían seguir viajando bajo el frío de las largas nevadas que cubrían las montañas. Ya que no tenían un hogar en el cual pudieran refugiarse, al terminar el invierno continuaban con su camino.
En uno de sus viajes conoció a la que se convertiría en su esposa BENITA SILGUERO, la cual viajaba con su madre, ambos tenían un pasado difícil, después de conocerse se enamoraron y posteriormente se casaron.
En una ocasión dentro de un viaje que realizaba la caravana, decidieron dar un paseo juntos y se fueron todo el día, pero al regresar se llevaron la mayor sorpresa de sus vidas, la caravana en la que viajaban se había marchado del lugar, en donde los habían dejado. Después de buscarlos durante varias horas no los encontraron, al decir esas palabras la mirada de mi bisabuelo se llena de tristeza.
De repente una lagrima brota de su rostro de cuando menciona que sus padres nunca volvieron a ver a su familia. Después de casarse mis bisabuelos, tuvieron a su primer hijo al cual lo llamaron JULIAN CORRALES SILGUERO.
La situación de pobreza empeoro y el bisabuelo volvió a emigrar a los Estados Unidos en donde trabajó, procreó a nueve hijos, se estableció ahí y logro la nacionalidad Estadounidense.
Por muchos años mejoro su situación y pensando en que todo seguiría siendo igual, se sintió muy tranquilo. Pero esa tranquilidad le duraría muy poco, ya que en esos años en los Estados Unidos el ejército lo mandaría a llamar para reclutarlo para la guerra, pero el temor que él tenía de no volver con su familia, hizo que se negara. Por esa razón fue juzgado por desacato a la nación. Y como consecuencia fue desterrado de los Estados Unidos por un periodo de diez años.
Al llegar a México consiguió trabajo con los hacendados de Zoquiapan, en donde le dieron hospedaje por varios años. Después trabajó en más haciendas como la de San José, San Antonio Tocha y finalmente terminó trabajando en la Hacienda de Zótoluca, Hidalgo en donde se estableció, formo su hogar que había anhelado por toda su vida, trabajo de campesino hasta que sus fuerzas se le acabaron.
Ahora mi bisabuelo se levanta de esa silla con mucho trabajo y mira su acabado cuerpo, pero sus expresiones son de satisfacción y orgullo, como si todo su esfuerzo valiera la pena, como si todo su trabajo diera recompensa a todo aquel sufrimiento que vivió su padre, ya que no fue en vano. Eso lo llena de alegría, es lo que le sigue dando fuerzas para vivir y al final del camino logró su propósito que era sacar adelante a su FAMILIA.
Hoy me doy cuenta de que todos tenemos una razón de vivir, ya que vale la pena todos los sacrificios, ya que al final se mostraran los resultados y uno de ellos soy yo tú bisnieta, MIRIAM TAPIA CORRALES que admiro la valentía, el esfuerzo, el trabajo y el amor con que forjaste orgullosamente nuestra familia.
NARRADOR: SOLEDAD CORRALES (Bisabuelo)
DOMICILIO: ADOLFO LÓPEZ Mateos # 5 en ZÓTOLUCA HIDALGO.
Sentado sobre una silla vieja, descansando por tanto andar en la vida postrado, casi inmóvil se encuentra él, su nombre es SOLEDAD CORRALES, en su rostro están reflejadas las marcas de los años, pero su espíritu aún es muy joven.
Mirando por la ventana comienza a recordar aquellos momentos en los que comenzaba a vivir, suspirando y sonriendo por alguna ninguna razón, me mira y los ojos se le iluminan.
Y aunque sus recuerdos son muy limitados comienzo a escuchar su historia. Inicia describiendo los duros momentos de su infancia cuando nació, en Abasolo Estado de Guanajuato en el año de 1916, cuando la pobreza era realmente extrema y apenas les alcanzaba para comer.
Su padre fue uno de los muchos revolucionarios que luchaban para exigir sus derechos sobre sus tierras al lado del revolucionario Emiliano Zapata.
Al terminar la revolución, la situación económica era devastadora, por lo que sus padres tuvieron que emigrar a los Estados Unidos en busca de empleo, fue ahí donde paso la mayor parte de su juventud.
Con mucha tristeza recuerda que su padre desde pequeño trabajó para sacar a delante a su familia y ayudar a sus padres, menciona las duras jornadas de trabajo que debía de soportar en el campo de recolector para ganar un poco de dinero y poder cubrir los gastos de su familia.
Ellos viajaban de Estados Unidos a México en caravanas que duraban largos días, iban en busca de trabajo. Cuando llegaba el invierno tenían que acampar, ya que no podían seguir viajando bajo el frío de las largas nevadas que cubrían las montañas. Ya que no tenían un hogar en el cual pudieran refugiarse, al terminar el invierno continuaban con su camino.
En uno de sus viajes conoció a la que se convertiría en su esposa BENITA SILGUERO, la cual viajaba con su madre, ambos tenían un pasado difícil, después de conocerse se enamoraron y posteriormente se casaron.
En una ocasión dentro de un viaje que realizaba la caravana, decidieron dar un paseo juntos y se fueron todo el día, pero al regresar se llevaron la mayor sorpresa de sus vidas, la caravana en la que viajaban se había marchado del lugar, en donde los habían dejado. Después de buscarlos durante varias horas no los encontraron, al decir esas palabras la mirada de mi bisabuelo se llena de tristeza.
De repente una lagrima brota de su rostro de cuando menciona que sus padres nunca volvieron a ver a su familia. Después de casarse mis bisabuelos, tuvieron a su primer hijo al cual lo llamaron JULIAN CORRALES SILGUERO.
La situación de pobreza empeoro y el bisabuelo volvió a emigrar a los Estados Unidos en donde trabajó, procreó a nueve hijos, se estableció ahí y logro la nacionalidad Estadounidense.
Por muchos años mejoro su situación y pensando en que todo seguiría siendo igual, se sintió muy tranquilo. Pero esa tranquilidad le duraría muy poco, ya que en esos años en los Estados Unidos el ejército lo mandaría a llamar para reclutarlo para la guerra, pero el temor que él tenía de no volver con su familia, hizo que se negara. Por esa razón fue juzgado por desacato a la nación. Y como consecuencia fue desterrado de los Estados Unidos por un periodo de diez años.
Al llegar a México consiguió trabajo con los hacendados de Zoquiapan, en donde le dieron hospedaje por varios años. Después trabajó en más haciendas como la de San José, San Antonio Tocha y finalmente terminó trabajando en la Hacienda de Zótoluca, Hidalgo en donde se estableció, formo su hogar que había anhelado por toda su vida, trabajo de campesino hasta que sus fuerzas se le acabaron.
Ahora mi bisabuelo se levanta de esa silla con mucho trabajo y mira su acabado cuerpo, pero sus expresiones son de satisfacción y orgullo, como si todo su esfuerzo valiera la pena, como si todo su trabajo diera recompensa a todo aquel sufrimiento que vivió su padre, ya que no fue en vano. Eso lo llena de alegría, es lo que le sigue dando fuerzas para vivir y al final del camino logró su propósito que era sacar adelante a su FAMILIA.
Hoy me doy cuenta de que todos tenemos una razón de vivir, ya que vale la pena todos los sacrificios, ya que al final se mostraran los resultados y uno de ellos soy yo tú bisnieta, MIRIAM TAPIA CORRALES que admiro la valentía, el esfuerzo, el trabajo y el amor con que forjaste orgullosamente nuestra familia.
NARRADOR: SOLEDAD CORRALES (Bisabuelo)
DOMICILIO: ADOLFO LÓPEZ Mateos # 5 en ZÓTOLUCA HIDALGO.
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